Bajo el título un tanto críptico que parece esconder un tema
sociológico, se esconde nada más y nada menos que una preocupación
preponderante que últimamente afecta a un gran número de personas.
De una manera u otra, he tenido conocimiento de los modos y maneras
de presentar el cuerpo en su intimidad. Si por su naturaleza está dotado de los
atributos normales de pelambreras y otras lindezas útiles y provechosas, en
estos tiempos actuales tienden a desaparecer por mor de una estética o quizás
por una higiene moderna y absoluta.
Hablemos claro, la
depilación actual está arrasando con todos los pelos y señales, incluso está
llegando hasta el canal anal, denominación esta, desconocida por el gran
público, ya que hasta ahora conocíamos solamente ciertos canales limitados a la
estricta geografía.
Debemos preguntarnos el
porqué de este aspecto lampiño, limpio y antinatural de los cuerpos rasurados
en piernas, brazos, pechos, espaldas, pubis, axilas y canales anales. ¿Queremos
acaso suprimir todo rastro de animalidad? ¿Queremos dar un aspecto robótico a
nuestras carnes, inyectando productos en los labios, nalgas, pechos, penes y
demás y a la vez eliminar los pelillos que tienen la función primordial de
acumular y retener sustancias beneficiosas para la excitación sexual tan
natural de nuestra especie?
Si durante la época hippy
se decía, ” donde hay pelo hay alegría ” hoy debería decirse, ” donde no
hay pelo ¿ antes que había ? Así, puede
verse en algunos escaparates y anuncios de nuestras ciudades; INGLES + AXILAS
150 € que un amigo mío leía
inocentemente: inglés y axilas 150 € , sin comprender la relación del idioma
con el sobaco.
Un
tema que parece tan frívolo, no deja de ser preocupante, pues donde antes
estaban los genitales protegidos y adornados, ahora tenemos canales abiertos e
insospechados.
Si
al final del siglo XIX y principios del
XX las fotografías de las señoritas,
aparecían con los pubis camuflados de maquillaje, hoy en día, el vello
empieza a disminuir notablemente y
las dimensiones de los pelillos mas bien parecen parterres recortados y
alineados alrededor de una fuentecilla, incluso a veces desaparecen y donde
antes parecía que había una maraña de bosque enfebrecido, se encuentra ahora el césped rasurado y constreñido.
Y no hablemos del varón de pelo en
pecho, que tiene ahora un torso escultórico, unas piernas dulcemente depiladas,
axilas suaves como un bebé y hasta el canal anal, tengo entendido que lo tienen
( a pesar del dolor) depilado y protegido.
Señoras, señores, este asunto es pura antropología. Deben
la hembra y el varón solicitarse para el apareo con excitación, pero, si el pelo
ya no sirve, asistimos a una transformación profunda del cortejo, que sin
rastros de olores naturales, ni rastrojos de pelos ni señales, acometen el coito
limpiamente.
¿Está la seducción
sometida estrictamente a la estética o es una cuestión de cambios sociales que
operan lentamente, hasta convertir un hecho primitivo y ancestral, en algo banal, incluso en un ejercicio deportivo, donde se
elimina, lo que por el gusto actual pudiera intimidar o incomodar al seducido?
No
es una cuestión baladí, pues la depilación, ya sea por láser o foto depilación,
es definitiva, la persona elije estar monda y lironda el resto de su
vida, una decisión que parece tomarse a la ligera, aunque bien pudiera ser que
volvieran a llevarse las pelambres de la cromagñona y la moda se viera obligada
a ofrecer, pelucas y peluquines para pubis y cataplines.
Este delirio por el
aderezo íntimo, despojando de todo rastro primigenio lo que fuera en su día un
claro reclamo, nos lleva a cuestionarnos si los cambios en la seducción están
guiados por la moda depredadora o por un atavismo salvador para proteger la
especie en su apareamiento, ya que cada época tiene su manera de fascinar y
engatusar a sus congéneres.
Debemos por tanto mirar con curiosidad y precaución
esta nueva costumbre, ya que quizás, hasta nosotros mismos caigamos en la
tentación de hacernos una depilación anal.
Mientras tanto…..
“pelillos a la mar”
Besos
a repartir…